En el andén

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Algo tendrían que contar las estaciones de tren.
Esta, por ejemplo. Una estación sin encanto del Madrid construido a base de humo y de historias sin apuntalar. Despedidas amargas, mentiras que se desvanecen con el ruido del tren al marchar. Encuentros felices y fugaces que se olvidarán al doblar la esquina de la memoria. Reencuentros permitidos o clandestinos, de amor con pasión y de sólo sexo…
Instantes que anudan la garganta, como ahora,  porque quiero, por dependencia, por saber que la oscuridad desfila en retirada y te vas. Lejos. En este tren que te lleva de regreso a sus brazos y me olvida en el andén por enésima vez.
Y en el camino, nos dejamos las maletas, los recuerdos, los besos y la mitad del alma, a trozos, desperdigados por el suelo, pisoteados por las prisas de los que pasan sin caer en la cuenta de que ésta será la última vez que te vea.
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