Algo pasajero

Compartir en:


Nunca me gustaron las despedidas y con ella no iba a hacer una excepción.
He convertido mi vida en un caos y me gusta. Prefiero el descontrol antes de convertirme en un Bill Murray atrapado en el tiempo y en las formas de una sola mujer. ¿Dónde está la gracia si siempre vas a despertar en la misma cama?
Está claro que Pilar nunca me entendió, más preocupada por aferrarme a su vida atando mi libertad con asfixiantes lazos de amor, en lugar de disfrutar de la frescura de aquello que surgió una noche de verano de hace no mucho tiempo.
Y yo se lo expliqué, nunca le mentí. Jamás alimenté algo que no iba a tener proceso de continuidad. Ambos sabíamos que aquello acabaría más temprano que tarde. Era algo pasajero, un tren en la estación que retrasa su salida pero que, en cualquier momento, comenzará su marcha sin mirar atrás.
Sé que andará buscando mi adiós, aunque sea de papel, aunque sea un mensaje en el contestador, en las páginas de su periódico o en los ojos de aquellos que se cruza cuando sale a trabajar.
Le costará entenderlo, como a todas, pero se acostumbrará. Y un buen día se olvidará de que compartió cama conmigo, se olvidará de que fui su primera opción, el veneno y el antídoto. Olvidará que mi paso por su vida fue un terremoto difícil de clasificar en su escala…
Entonces será el momento de volver y empezar con el juego otra vez.
Imagen:
http://www.deviantart.com/art/–273464390
Compartir en:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio