Brindemos… 2020

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Antiguo logo de Cat, dibujo de un gato estilizado y una luna llena, con las agujas del reloj de la Puerta del Sol dentro de esa luna llena.

Estamos en el último día del año y no podía faltar a la cita de este brindis que, con los años, se ha convertido en todo un clásico del tiempo de descuento.

Alcemos nuestra copa y brindemos por todos los buenos momentos de este 2019, sin duda, y por los malos también, porque de esos es de los que más se aprende.

brindemos por mis voces, mis niños, fundamentales para mí y para mis criaturas, y por las nuevas voces que vendrán en este 2020 acompañadas, como ya es tradición, de su traje hecho a medida, marca inconfundible de la casa que —a estas alturas— no tengo intención de cambiar.

Por todas esas historias que se quedaron a medias y que, por falta de tiempo o de ganas, no hemos podido darles cuerpo y corazón. Y por esas otras historias que, por desgracia, se han quedado sin la voz para la que estaban creadas, perdiendo así todo su poder.

Brindemos también por los que no están, porque les echaremos de menos y les recordaremos, que es la única manera de conseguir que sigan con nosotros.

Brindemos por vosotros, lectores o escuchantes, que dedicáis un ratito de vuestro tiempo a mis criaturas, locas, egocéntricas y hambrientas de amor y atención, esas que se han hecho hueco en la estantería de vuestra casa y cuyas frases, inconscientemente, todos acabamos repitiendo…

Por los proyectos nuevos que inundarán el próximo año, para que sean un éxito y el reflejo de nuestro talento y de nuestras ganas.

Porque no dejemos que nadie apague nuestro espíritu, a pesar de que se empeñe en tirarnos sistemáticamente jarros de agua fría.

Brindemos, de paso, para que ese “nadie” no nos quite jamás nuestra ilusión y nuestra esencia.

Brindemos para que, los que nos hablan con desprecio, se queden mudos o, al menos, nosotros no seamos capaces de oírlos.

Por las crisis que encierran la palabra oportunidad.

Por lo que no hemos dicho y que el tiempo se encargará de zanjar por nosotros, sin necesidad de que abramos la boca.

Por los buenos propósitos del año pasado que se nos quedaron sin cumplir, porque el 2020 será el año perfecto para llevarlos a cabo.

Brindemos por aquellos cuya única misión es querer hacernos la vida imposible, porque eso nos hace más fuertes.

Por las uniones, la mayoría de las veces casuales, que llegan a buen puerto.

Y, también, por aquellos que queman las naves y después tienen el valor de echar la culpa a los de alrededor…, entendamos que es a lo más a lo que pueden aspirar.

Por los que encendieron un inmenso foco cuando caminábamos a oscuras.

 Por los que nos quieren con todos nuestros defectos y todas nuestras virtudes.

Por los que vigilan nuestros pasos esperando a que caigamos, porque están tan ocupados en presenciar como fracasamos que se olvidan de que ellos viven fracasando.

Brindemos por las llamadas a deshoras, esas que nos descolocan con buenas noticias o, simplemente, nos recuerdan que hay alguien que nos necesita.

Por los amigos, los que están cerca y los que están lejos, porque lo importante es que están.

Brindemos por el esfuerzo y el tiempo dedicado a quien no se lo merecía, porque eso será lo único y lo último que se llevara de nosotros.

Brindemos por y para que se sepa toda la película antes de juzgar el argumento.

Por la lealtad, carretera de doble sentido, aunque muchos se empeñen en convertirla en una mera vía de servicio.

Brindemos porque seguimos teniendo ganas de brindar.

Porque siempre habrá alguien que te sonría al cruzarse en tu camino.

Por los éxitos de los demás, que demuestran su talento a cada paso, porque no hay nada más bonito que la alegría compartida.

Por ese hombro donde llorar que aparece siempre que lo necesitas.

Brindemos por todas esas veces que nos hemos sentido perdidos y porque, al final, hemos sido capaces de encontrarnos.

Brindemos por todo esto y a pesar de todo esto.

Por 366 días de volver a empezar, de oportunidades, de besos, de abrazos, de criaturas que nacen y criaturas que crecen. De luz que inunde y acabe mostrando el paisaje al completo. De momentos, de encuentros, de sorpresas y de certezas.

Y por la ilusión de pensar que este será nuestro año… ¡Qué demonios, será nuestro año! ¡Serán nuestros locos años 20’!

Por todo, por todos, por un año cargado de momentos que comienza a andar y que, aunque no sepamos muy bien a dónde nos lleva, estoy convencida que el viaje merecerá la pena.

¡FELIZ 2020!

Cat.

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